La Planificación Urbana
como componente indispensable
en los procesos de Integración

Lic. Andrés Montejo Morales


Qué otro motivo para que los países busquen la integración, sino el bienestar de sus pueblos. Este fenómeno no es nada nuevo; simplemente, los avances científicos y tecnológicos en los campos del transporte y las comunicaciones permiten que estos procesos y sus efectos sean hoy conocidos en forma más rápida y por una mayor cantidad de gente.


1.- Mirada histórica a los procesos integracionistas: la mundialización

Hace más de dos mil años, el Imperio Romano pretendió conquistar todo lo conocido; 1 los territorios alrededor del Mediterráneo. Desde entonces, el mundo ha pasado por una serie de altibajos y claroscuros en procesos de unión. El cristianismo, provoca una primera idea universal de integración, cuando propone la Iglesia única y así la visión del hombre, del universo y de Dios. 2 La expansión del comercio durante la Alta Edad Media y la transformación de la sociedad agrícola con la revolución industrial, son elementos unificadores que junto con la creación de organizaciones de perfil internacional 3 y una importante apertura comercial, 4 provocan signos incuestionables de búsqueda de unión.

La primera guerra mundial frena los esfuerzos para la construcción de la paz y el camino a la modernización económica e industrial de la Europa de entonces. Pero las ideas unionistas vuelven a surgir tras la finalización del conflicto bélico. En la palestra internacional se discuten propuestas unificadoras tales como la unión paneuropea, uniones económicas y aduaneras (por parte de economistas y empresarios en 1926); creación de carteles europeos de carbón, acero y cereales (1927 por parte de Francia); creación de una federación de Estados europeos (1929, Aristides Briant, Francia). Pero nuevamente este proceso decae gracias al ideario nazista, que provoca un segundo gran conflicto armado; la Segunda Guerra Mundial. Este acontecimiento detiene el proceso de unión entre los países del área.

Se hacía necesario reconstruir a Europa y es entonces la misma guerra motivo también para la integración. 5 Es a partir de entonces que se suceden hechos unionistas: El considerado como inicio de la unión europea se da el 9 de mayo de 1950 cuando el ministro francés Robert Schuman propuso crear el primer cimiento para una federación europea. 6 El 18 de abril de 1951 seis países: Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos fundan la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA). 7 El 25 de marzo de 1957 con la firma de los Tratados de Roma, los países de la CECA forman la Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM). 8 Para este mismo año se crea la Asamblea Parlamentaria de los Estados miembros. 9 En 1967 se fusionan la CECA, CEE y EURATOM, pasando a constituir las Comunidades Europeas (CE), que pocos años después implementan la unión aduanera e introducen aranceles comunes ante tercero países (1968) y se crea la Asociación Monetaria Europea, primer paso para la unión de la moneda (1972). El éxito demostrado provoca que otros países se fueran uniendo. 10 La formalización de la cooperación política se establece mediante el Acta Única Europea (1985), donde se refuerza el papel del Parlamento Europeo, libre circulación de personas, mercancías, servicios y capitales (para 1993). En 1990 da inicio la primera etapa de la Unión Económica y Monetaria (UEM), se liberaliza el tráfico de capital y hay una mayor aproximación de políticas económicas y monetarias. En 1993 se implementa el Mercado Único de la CE y el primero de noviembre de ese mismo año entra en vigor el Tratado de la Unión Europea (TUE), conocido como Tratado de Maastricht, el que entre otros fija el año 1999 para realizar la Unión económica, monetaria y política. En fin, el tiempo ha logrado demostrar que tanto la Europa ancestral como la contemporánea han tenido históricamente el deseo integracionista: unión para el beneficio común.

Por su parte América ha contado con procesos un tanto diferentes. Latinoamérica ha escuchado las ideas bolivarianas en torno a la integración desde antes de su independencia. En un primer intento integracionista -1889- el entonces secretario de Estado estadounidense James Blaine, propuso la creación de una unión aduanera hemisférica, 11 la que abarcara todos los países de continente. Este planteamiento no tuvo eco en los países sudamericanos y terminó en el fracaso.

No es sino hasta los años cincuenta del siglo veinte que repetidamente los Estados latinoamericanos han intentado cumplir con el objetivo integracionista: Pacto Andino (1959); Mercado Común Centroamericano (1960); la Asociación Latinoamericana de Integración –Aladi– (Tratado de Montevideo de 1980), Mercado Común del Sur –MERCOSUR– (Tratado de Asunción); Parlamento Centroamericano (Esquipulas 1986); Plan de Acción Económico para Centroamérica –PAECA– (1990); Sistema de Integración Centroamericana (Protocolo de Tegucigalpa 1991).

Por su parte Canadá y los Estados Unidos de América inician materialmente su proceso de integración en el año 1965, con la firma del denominado Pacto Automotriz. México y los Estados Unidos, en ese mismo año establecen el programa de las maquiladoras (al norte de México) y en 1990, estos dos últimos países inician negociaciones de un acuerdo comprensivo de libre comercio. Canadá se interesa en el proceso y en 1991 se anuncia, la decisión de negociar el Tratado de Libre Comercio de Norte América (NAFTA por sus siglas en inglés), el cual es firmado finalmente en diciembre de 1992.

Tratados de libre comercio bilaterales (Costa Rica-México, 1994, por ejemplo) y multilaterales (Acta de Tuxtla Gutiérrez –Acuerdo de Complementación Económica México-Centroamérica, 1991) se convirtieron en vías para lograr integración fronteriza, zonas de libre comercio, preferencias y uniones aduaneras, sin que necesariamente lleven a una verdadera integración o comunidad económica. Todos estos procesos y acuerdos tienen como culminación, el proyecto integracionistas más ambicioso jamás visto en el continente Americano: el Área de Libre Comercio de las Américas –Alca– (Pacto para el Desarrollo y la Prosperidad: Democracia, Libre Comercio y Desarrollo Sostenible en las Américas). Este debe iniciar en diciembre de 2005, por lo que ha pasado por una serie de negociaciones, 12 todas encaminadas, aparentemente y por fin, a una unión, no solo latinoamericana, pero de todo el continente: América. 13

Entonces no cabe duda, de acuerdo con lo apuntado, que diversas áreas del globo terráqueo, inspirados por diferentes principios y guiados por grandes líderes, han querido unir sus esfuerzos en procura de unión. Aspectos culturales, políticos, sociales, jurídicos, institucionales y, necesariamente económicos; son los pilares que conducen a esta ansiada integración.

Ya hoy día, como se indicara, la unión intercultural es real: Pensamientos, vivencias, deportes, cocina, entretenimientos, historia, tradiciones, de cualquier confín de la Tierra se conocen ahora con facilidad, prontitud y poco costo en cualquier otro lugar del planeta. Al igual que las ideas y costumbres, los bienes y servicios y las personas también pueden movilizarse a bajo costo y en escaso tiempo. 14 Los avances tecnológicos en comunicación y transporte, junto con los procesos integracionistas irreversibles, conducen indubitablemente a la mundialización. 15

Se cede un tanto la soberanía. Se cede a agrupaciones de naciones, instituciones internacionales y mundiales, pero de igual manera a regiones internas mayormente cohesionadas por tradiciones, lengua, familia, aspectos socio-culturales e inevitablemente por cercanía territorial. Tal y como lo apunta Rodríguez Echeverría los Estados y las sociedades nacionales transfieren soberanía hacia unidades más grandes (cuando hay tratados de libre comercio y aún más cuando se dan las uniones aduaneras o integración regional) y más pequeñas (departamentos, municipios o ligas de municipalidades). 16 Esto provoca en la cesión a unidades mayores un mejor y más alto acceso a mercados y la reelaboración de las estructuras productivas a efectos de que se sea competitivo. Por su parte la cesión hacia unidades menores impulsa la descentralización territorial y fortalece por tanto los gobiernos locales y la participación ciudadana.


2. Breve reseña de los elementos económicos y sociales en los procesos de integración

La cesión de soberanía –tanto a lo interno como a lo externo– en los procesos integracionistas actuales, llevan aparejadas dos grandes dimensiones: la económica y la social.

2.1. Dimensión Económica

La dimensión económica busca la desaparición de las barreras arancelarias y no arancelarias entre los países; busca alcanzar una integración económica plena. Para lograrlo es probable que se deba pasar por diversa formas y procesos de integración económica: integración fronteriza (la ubicación geográfica de dos o más países permite que entre éstos se otorguen regulaciones especiales para ventajas aduaneras que faciliten el tráfico comercial); preferencias aduaneras (es un estímulo al comercio en donde varios territorios se conceden entre sí ventajas aduaneras que no se extienden a terceros); zona de libre comercio (área de dos o varios países donde paulatinamente se eliminan trabas o barreras aduaneras a los productos originarios de los constituyentes, pero que cada país mantiene su propia política comercial y de aranceles frente a terceros); unión aduanera (área de dos o varios países donde paulatinamente se eliminan trabas o barreras aduaneras y de otra índole a los productos originarios de los constituyentes, con un arancel aduanero común); mercado común (área de dos o varios países donde se eliminan barreras de cualquier tipo a todos los factores de producción: bienes, servicios, personas y capitales) y finalmente la integración económica plena o Comunidad Económica (donde como lo ha establecido el BID, se funden todos los estadios anteriores: se suprimen las barreras arancelarias y no arancelarias, hay una tarifa única con respecto a terceros países, hay un mercado financiero abierto con libre circulación de capitales e incluso una unión monetaria, libre circulación de personas con armonización de políticas incluso sociales y jurídicas para la completa implementación de las políticas económicas). 17

2.2. Dimensión Social

En lo social, es vital lograr un incremento en los estándares de vida de los ciudadanos de los países involucrados y especialmente de aquellos países en proceso de desarrollo. Para esto es preciso que los procesos integracionistas cuenten con una visión o dimensión social. 18 Deben abarcarse aspectos tales como derechos laborales (derechos laborales individuales, derechos laborales colectivos, movilidad laboral y protección social), políticas sobre la familia (en cuanto a la destrucción familiar, por ejemplo), educación (la problemática de un mayor nivel educacional –muchas veces en contra de niveles muy bajos de educación de otros–, la necesidad de homogenizar el tipo de educación estableciendo y promoviendo las áreas en las que se necesita mayor educación, desestimular la educación en aquellos campos que se encuentran saturados, equipar el tipo y la calidad de estudios y el reconocimiento de los mismos en los diferentes países), planificación urbana (promover, mejorar y homogenizar la normativa y los planes de desarrollo); 19 en fin, todos aquellos aspectos necesarios para que el hombre viva dignamente, que viva bien.

2.3. Necesaria convergencia de lo Eco-nómico y lo Social en los procesos de integración

Ahora bien, lo económico y lo social son partes inseparables de una realidad, así las cosas, si no hay producción, si no se fomentan las inversiones, si la empresa privada no florece; no habrá tampoco recursos para asignarlos a mejorar la calidad de vida de la población. Y, si no hay una buena calidad de vida: derechos laborales, vivienda digna, lugares de encuentro, educación; no habrá recurso humano adecuado para el desarrollo económico.

Entonces la correlación entre lo económico y lo social es indudable; y lo es aun más cuando la temática a desarrollar abarca ambas dimensiones. Tal es el caso del urbanismo, específicamente en cuanto al ordenamiento territorial y su planificación.


3. Apuntes sobre la planificación urbana

El crecimiento económico en los centros de población, provoca la migración desde la zona rural a las urbes y con la apertura de fronteras, la migración internacional. Es entonces como los grupos de personas no preparadas para vivir en la ciudad, pueden desencadenar situaciones de empobrecimiento, además del lógico y consecuente crecimiento urbano desordenado; lo que a su vez provoca zonas de riesgo; todo en perjuicio de la seguridad del ciudadano.

Por su parte, el desarrollo de infra-estructura, tales como carreteras o vías férreas, consecuencia normal del desarrollo económico, trae aparejado la concentración humana. Los asentamientos suelen darse alrededor de posibilidades de trabajo y crecimiento. ¡Que mejor que infraestructura como la apuntada! Sin embargo, zonas urbanas desprotegidas, desordenadas y empobrecidas es lo que se puede lograr sin una adecuada planificación.

3.1. La Urbanización: el por qué del ordenamiento territorial

Hace alrededor de seis mil años, por el incremento de la productividad agrícola, aparecen los primeros asentamientos humanos. Así, el nacimiento de las primeras ciudades puede ser explicada en términos de la aparición de una agricultura organizada y del excedente generado por ésta, por primera vez en la historia humana. 20

Los hombres, al cultivar sus alimentos y por ende lograr una agricultura organizada, se fueron unificando en pequeños núcleos, donde la mayor parte de la mano de obra estaba dedicada a proveer alimentos y materias primas para el nivel de consumo alcanzado por esas primeras sociedades en aquellos momentos.

Esta unión, que logra que el hombre pase a ser sedentario, fue la génesis de las primeras urbanizaciones: aldeas, pueblos, villas, ciudades y posteriormente metrópolis y megalópolis. Todas, desde las primeras y más pequeñas, hasta las inmensas ciudades de hoy día, han requerido –tarde o temprano– una organización que les permita una mejor y más adecuada distribución de los recursos para lograr el confort humano.

3.1.1. Tipos de Aglomeración

Los asentamientos, ya sean pequeños pueblos o grandes metrópolis, reflejan el nivel económico y la organización política y jurídica de la sociedad. Estos, sufren profundas transformaciones, de acuerdo, precisamente, con las variaciones que en las necesidades sociales y económicas se presenten a las personas que los integran.

Asentamiento es la reunión o aglomeración de personas en un mismo lugar; en las que se establecen en primera instancia sus viviendas y posteriormente toda otra edificación necesaria para lograr satisfacer las necesidades del ser humano: necesidades principalmente sociales, pero también económicas, políticas, intelectuales, físicas y ambientales. Sin embargo, la palabra asentamiento mantiene una connotación de pequeña cantidad; de instalación provisional de colonos o un muy reducido grupo de viviendas rurales. Hoy día a grandes ciudades como New York, Londres, París, Tokio y otras, jamás se les podría llamar asentamiento –aunque estrictamente lo son–; sería un gran error de cronología.

Una aldea, es un asentamiento de escaso vecindario que en gran medida es considerada la base o el inicio de un pueblo.

Pueblo es una palabra en castellano que identifica la gente y el lugar donde ésta vive; de manera que se utiliza la misma palabra para ambos: el lugar y la gente de ese lugar. Sin embargo, cuando se usa para referirse a un lugar, se debe sobrentender que se refiere a una pequeña población y no una ciudad.

Esta última es un núcleo urbano de población densa que constituye un complejo demográfico, económico, sociológico y político, en el que no solo se mantiene la residencia, sino que principalmente se ejercen actividades económicas relacionadas con la industria, el comercio y los servicios.

Las metrópolis son consideradas grandes ciudades principales, usualmente cabeza de estado o provincia y las megalópolis son las grandes concentraciones urbanas, constituidas por varias ciudades, unidas por suburbios, autopistas, ferrocarriles, subterráneos y grandes zonas industriales.

Vistos los anteriores conceptos debe destacarse que las características esenciales tenidas en cuenta para que se produzca esta variedad de términos en cuanto a aglomeración humana son el tamaño y el número de sus habitantes. De manera que estas características tienen su origen en factores económicos que han favorecido un gran crecimiento de la población. Esto ha transformado profundamente los lugares de trabajo y vivienda, creando la urbanización y con esto la urbe.

3.1.2. ¿En que consiste el problema urbano?

El origen del problema urbano radica en el crecimiento de espacio y población. El diseño básico –si es que se puede hablar de diseño– de la mayoría de las ciudades latinoame-ricanas, es la del pequeño pueblo que se ha ido construyendo alrededor de las iglesias y sus parques al frente. A partir de los templos y sus plazas surgen a su alrededor las oficinas gubernamentales y el mercado, siendo a partir de allí el crecimiento de cada villa. 21

Según lo mencionado, los primeros asentamientos humanos se crean a propósito de sedentarización por la agricultura. Pero al crecer las familias, crece la población y con esto la edificación en suelos ricos para la agricultura o no aptos para la construcción. Este es el inicio del problema urbano: el mal uso y distribución de la tierra y la falta de proyección en cuanto a la altura, ancho, largo y profundidad de los edificios; el incremento demográfico, del tránsito vehicular sin vías adecuadas y por que no, el problema aéreo; la contaminación y la falta de catastros adecuados, entre muchos otros que se puede señalar, son, precisamente, el problema urbano.

No se piensan, diseñan y planifican las ciudades. En la mayor parte de nuestra América, las urbes simplemente nacen y se desarrollan sin mayor planeamiento. No obstante, decisiones políticas, frecuente-mente basadas en diferentes tipos de evaluaciones –especialmente técnicas–, pueden generar marcadas diferencias en la evolución urbana, la cual, cuando se piensa en integración regional, se torna en elemento indispensable a considerar. 22

3.2. Urbanismo: Concepto y características de la Planificación Urbana

Son básicamente tres los factores que inciden para que los Estados se preocupen por la planificación urbana: el político, el civil y el práctico jurídico.

Desde la política se habla de la necesidad de una mejor planificación y legislación; que el Gobierno emita directrices claras de desarrollo y planificación. Lo anterior para romper con la improvisación, y con la ley de la selva que impera en este campo. En este sentido la legislación costarricense encarga a los gobiernos locales con el apoyo de la Dirección de Urbanismo del Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo, de esta ardua tarea. 23

En la vida civil existe esa aspiración de todo ciudadano de vivir en una ciudad y en un territorio bien planificado, añorando el desarrollo en ese campo, como el que se presenta, sobretodo, en sociedades del continente europeo. ¿Quién no desea vivir cómodamente? Saber el tipo de zona donde se habita, el tipo de desarrollo económico que se puede tener en el territorio y saberse protegido contra desastres naturales y disposición de desechos, son mínimos aspirados por cualquier sociedad civil.

La dificultad que se presenta a nivel práctico-jurídico consiste en lograr armonizar conceptos de dogmática jurídica con situaciones jurídicas y realidades de los particulares. Aquí, se habla de derecho subjetivo, obligaciones, interés legítimo y otros, aplicados a la programación urbanística o a un plan de desarrollo turístico.

3.2.1. Concepto y Características

Esta práctica normativa se fundamenta en su finalidad de asegurar y garantizar la dimensión humana de la ciudad. Esto es el presupuesto fundamental para un libre y completo desarrollo de la personalidad del individuo. La Administración Pública dentro de su poder administrador, interviene en la vida de los particulares buscando el progreso y el bienestar social. Así se justifica entonces la existencia de normas urbanísticas.

Las normas urbanísticas están dirigidas a conseguir la mejor localización territorial de la convivencia, es decir, el interés público se identifica en ese sentido.

La programación económica actúa sobre la finalidad de la localización. En el desarrollo urbanístico influyen muchos factores, de los cuales el económico juega un papel primordial. Es esta la razón por la cual nacen y crecen ciertos sectores del agregado urbano producto de la actividad económicamente organizada que se lleva a cabo en ellos, lo cual promueve un aumento en el valor de la propiedad por encontrarse localizada dentro de una zona comercial, industrial o residencial.

En principio, Urbanística se refiere a lo urbano, a la ciudad; sin embargo, moder-namente se entiende que la urbanística es la ciencia que se preocupa de la sistematización y del desarrollo de la ciudades tratándose de determinar la mejor disposición de vías, edificios y otros, de manera que la población pueda tener una vida sana, cómoda y agradable, incluyendo lo rural. Es interés entonces de esta disciplina no solo la ciudad, sino lo rural y en general todo el territorio nacional 24.

Desde un punto de vista estrictamente jurídico, la urbanística es el conjunto de normas que se dirigen a la consecución de un interés público, el que viene identificado en la planificación del territorio, como un complejo de diversas normas dirigidas a asegurar la mejor sistematización del territorio y como la ciencia que tiene como estudio las normas que sirven para lograr la planificación y desarrollo de la ciudad, determinando la mejor disposición de las vías, edificios, establecimientos públicos y privados, para que la población pueda disponer y disfrutar de una morada sana 25.

Este término de urbanística se debe entender ligado al de plan, el cual se conceptualiza como proyecto o actividad a desarrollarse y que se representa gráficamente como referido al suelo. “El plan urbanístico se asemeja al plan económico, en el tanto en que el fin de éste sea regular el desarrollo de la actividad económica en el territorio” 26. La distinción entre planificación económica y planificación urbanística territorial tiene su base en que la primera tiene un significado amplio y genérico, que es la entera economía del país; y la planificación territorial promueve la racionalización en el uso del territorio, en correlación con el desarrollo socioeconómico. Sin embargo ambos están y deben estar, estrechamente interrelacionados.

Es entonces como, en un sentido amplio se entiende la planificación urbana del territorio como la actividad económica que crea un límite a la libertada del individuo para escoger la actividad a la cual quiere dedicarse. Esta limitación no predetermina ni el número ni el género de su quehacer.

Por otro lado, la planificación urbana del territorio se refiere al momento espacial de la actividad económica y los vínculos que genera son consecuencias necesarias, ligadas en último termino a la finalidad del individuo o la empresa.

Lo que es jurídicamente relevante y que constituye el objeto de la planificación urbana es la localización de la iniciativa misma, y no el tipo de actividad que se pretenda desarrollar en el territorio. Es decir, el objeto es constituido por la utilización del espacio o de una parte de territorio; y no por el ejercicio de una actividad económica.

Entonces, las normas urbanísticas están consideradas en íntima relación con la disciplina jurídica de la propiedad, y no solo con la iniciativa económica. Además, están dirigidas sobre la localización del territorio, específica-mente en cuanto a su utilización.

Finalmente, la legislación costarricense define el concepto de planificación urbana, como el proceso continuo e integral de análisis y formulación de planes y reglamentos sobre desarrollo urbano, tendiente a procurar la seguridad, salud, comodidad y bienestar de la comunidad 27; Se pretende entonces promover una expansión ordenada, un equilibrio satisfactorio, un desarrollo eficiente y una orientada inversión en y para los centros urbanos, especialmente aquellos de gran concentración poblacional, pero en general para todo el territorio nacional.

3.3. Ordenamiento Territorial como solución al problema urbano

Esas decisiones políticas 28, encaminadas a un ordenamiento territorial, son las que pueden resolver de forma eficaz, los problemas urbanos. Debe siempre pensarse a futuro, analizando los posibles crecimientos demográficos, de tal manera que se planifique, entre otros, un desarrollo vial, no solo del lugar, sino de la región e incluso a nivel nacional 29; una adecuada distribución de aguas servidas, pluviales y negras; distribución de energías, soluciones a los problemas de desechos sólidos y peligrosos; previsión de la clase de transporte público, terrestre y aéreo y acuático cuando corresponda; señalización; previsión de desastres y sistemas de mitigación de los mismos; un adecuado desarrollo del ecosistema y el establecimiento de zonas residenciales, recreativas, educacionales, comerciales, industriales, agrícolas, de protección y de amortiguamiento.

Para lograrlo, ese pensamiento político debe traer inmerso los objetivos o metas a alcanzar y estos dependen en primer término a nivel de integración regional, de la voluntad política de los negociadores y en última instancia de las valoraciones de cada pueblo. Con base en esto, debe formularse y estructurarse, mediante un método científico, todas las disposiciones referentes a la zona que se pretende regular; de manera tal que nazca a la vida jurídica, una ley pragmática que –considerando al hombre no solo como ser pensante, sino como un ser de voluntad y acción– logre encaminar y dirigir la cuestión urbana hacia una mejor distribución de los recursos, desde el punto de vista del bienestar urbano. Satisfechas la necesidades básicas del hombre, adquieren importancia sus necesidades sociales: el diseño de una ciudad, su tamaño y características físicas, su limpieza, servicios y alojamientos adecuados, salud, educación y esparcimiento; todos conciernen a la necesidades del ser humano.

Pero lo económico, apuntado como elemento fuera de la planificación, no lo está del todo así. La planificación territorial es y será siempre una base sólida de las actividades económicas. El disfrute de la comodidad, de las necesidades básicas y sociales del ser humana, conllevará a una mayor y mejor visión económica y financiera de las actividades comerciales, industriales y en general de venta de bienes y servicios. Así, la planificación urbana puede y llega a satisfacer una necesidad más del hombre.

Todos estos aspectos deben ser tratados en el contexto general de la planificación urbana. De manera que el ordenamiento territorial sea considerado dentro de los procesos de integración regional, como prioritario a ser desarrollado por cada país involucrado. Esto mediante un plan general regional, pero ante todo mediante planes reguladores cantonales y de uniones cantonales o departamentales.

4.- Planificación Urbana: elemento imprescindible en los procesos integracionistas

Manuel Fraga Iribarne, a propósito de la dimensión social de la Europa comunitaria, comenta que nada es hoy ajeno a la política social. En este sentido cuenta que el continente europeo tiene una serie de tendencias sociológicas convergentes hacia una sociedad europea homogénea. Y a propósito del urbanismo, explica que las tendencias urbanizadoras y las formas de vida también propenden a la homogenización 30. Esto conduce indisolublemente a asegurar que la planificación urbana es -unido a otros elementos apuntados tales como las condiciones de trabajo (incluido el derecho laboral individual y colectivo), protección social, política demográfica, políticas educacionales y políticas familiares entre otros-, un elemento más de la dimensión social que todo proceso integracionista debe llevar consigo.

Según lo ya esbozado, la integración regional produce apertura y dentro de estos conceptos un mucho más ágil intercambio de bienes y servicios, más circulación de persona y por tanto mayores desplazamientos de familias. Esto trae adherido la necesaria concentración urbana. Más tipos de aglomeraciones humanas en crecimiento conllevan a nuevas exigencias de políticas del suelo, de vivienda, de vías de acceso y rutas de evacuación, disposición de aguas y desechos; en fin, se exige todo aquello necesario para el equipamiento social; todo aquello que las aceleradas transformaciones de la población activa requieren.

A su vez, desde la dimensión del conjunto de bienes y actividades que integran la riqueza de la colectividad, la planificación urbana cobra una importancia mayúscula. Si la economía es la ciencia que estudia los métodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas materiales 31 y por su parte la planificación urbana consiste análisis y formulación de planes y reglamentos sobre desarrollo urbano, tendiente a procurar la seguridad, salud, comodidad y bienestar de la comunidad; se puede entonces asegurar que la economía y la planificación tienen un mismo norte: resguardar y satisfacer al ser humano.

A mayor abundamiento, las políticas económicas pueden correr desde aquellas de corte liberal, hasta la planificada. La primera cuando el Estado interviene dentro del sistema económico únicamente en circunstancias excepcionales; mientras que en la economía planificada, el Estado interviene con el objeto de imponer determinada organización a su estructura 32. En este segundo caso, la planificación conecta con lo político; tal y como sucede con la planificación urbana, donde el Estado interviene en el planeamiento de los centros de población y del territorio en general, estableciendo, de acuerdo con los pensamientos de los gobernantes de turno, las políticas organizativas del territorio que necesariamente inciden en la estructura económica y su desenvolvimiento.

Siendo que se entrelazan y tienen una serie de comunes denominadores –la planificación urbana, por ejemplo– la dimensión económica y la dimensión social, deben cohesionarse, evitando las discrepancias regionales y logrando la equiparación del desarrollo. Si convergen estos elementos, sin duda se torna la planificación urbana en elemento imprescindible para ser negociado y tratado en los procesos integracionistas.


5.- Algunas ideas en cuanto a la Planificación en los procesos de integración

Armonizar en el progreso económico de las naciones las condiciones sociales de los habitantes debe ser el norte que guíe cualquier proceso de negociación en el ámbito de la integración regional. Dentro de este principio, el modelo sistemático que dirige y encauza el desarrollo del territorio, debe ser elemento que no debe faltar.

De manera que debe ser política de Estado y por tanto motivo de negociación, a la par de las políticas económicas; la planificación urbana. Mejorar y homogenizar la normativa y los planes de desarrollo, es tarea que no debe faltar en las políticas sociales: más y mejores viviendas de acuerdo con su ubicación y las necesidades de los pobladores 33, desarrollo de la urbanización con bases mínimas y con requerimientos de servicios 34. Hacer ciudad, no para las máquinas, sino para los seres humanos.

Debe procurarse confluir la voluntad política y de los negociadores, así como las valoraciones de los pobladores, para que el tema de la planificación del territorio llegue a ser parte de los procesos de integración: en negociación y en acción.

La negociación debe consistir en estándares mínimos tanto de legislación urbana como efectivo cumplimiento de estándares de calidad en uso y distribución del suelo, adecuada infraestructura vial y comodidad general para los pobladores y los usuarios.

La acción se da en la interrelación de la necesidad de planificación a nivel de la región que se integra y a lo interno, en forma local-regional. Por ejemplo en Centro América se plantea la inminencia de un istmo unido alrededor de mercados y mayor competitividad en la integración global. Esta es visualizada por grandes proyectos supranacionales que articulan los territorios mediante redes eléctricas, aduanales, logísticas, financieras, comerciales y de transporte. Es aquí donde la gestión de ese desarrollo regional debe necesariamente pasar por la concreción de sus propuestas a una escala local. Esto es un territorio delimitado donde se articula una forma específica de producción y una población concentrada en actividades comunes entrelazadas.

No solo los lazos culturales, sociales, económicos y territoriales, sino la propia legislación costarricense indican la necesidad de gestión local en la prevención y mitigación de desastres, en el planeamiento de su futuro: lugar de vida, trabajo y encuentro. Es el plan regulador la herramienta establecida por nuestro ordenamiento 35 para lograr que los cantones, con una alta participación del cuerpo político local y la sociedad civil, establezca el norte del desarrollo y crecimiento de las áreas urbanas, proyecte el crecimiento y distribución de la población con recomendaciones sobre densidad, el uso de la tierra –extensión y aprovechamiento–, desarrollo industrial, comercial, de vivienda, renovación urbana, servicios públicos, recreación y muchos más.

En concordancia con el artículo 169 constitucional, se reconoce la competencia y autoridad de los Gobiernos locales para planificar y controlar el desarrollo urbano dentro de los límites de su jurisdicción. De manera que son las propias Municipalidades las llamadas a elaborar sus planes reguladores cantonales 36. ¿Por qué en muchos no se ha realizado? 37 Razones inicialmente económico financieras y falta de conocimiento técnico son la respuesta a esta interrogante.

Pero también… ¿Es conveniente planificar un territorio con una delimitación territorial de poca distancia entre una zona y otra; cada una con diferentes planes? ¿Y la planificación del territorio supranacional? ¿Qué hacer?

Tal y como lo apunta Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, en los procesos de mundialización que se llevan a cabo hoy día, los Estados y las sociedades nacionales transfieren soberanía hacia unidades más grandes (cuando hay tratados de libre comercio y aún más cuando se dan las uniones aduaneras o integración regional) y más pequeñas (departamentos, municipios o ligas de municipalidades) 38. Esto provoca en la cesión a unidades mayores un mejor y más alto acceso a mercados y la reelaboración de las estructuras productivas a efectos de que se sea competitivo. Por su parte la cesión hacia unidades menores impulsa la descentralización territorial y fortalece por tanto los gobiernos locales y la participación ciudadana. Si el territorio es un elemento de integración, lo debe ser también en la planificación.

Nuevas formas de vida urbana es lo que crea la integración. La política social y económica entonces, deben estar acompañadas del tema de urbanismo; y todas siempre encaminadas a una mayor y mejor calidad de vida. Esta es la principal razón del porque la planificación urbana es un derecho a incluir dentro los procesos integracionistas.


Bibliografía


Libros

Curie, Lauchlin. Urbanización y Desarrollo. México: Ediciones Gernika S.A. 1979.

Lungo, Mario y otros. Economía y Desarrollo Urbano en Centroamérica. San José: FLACSO, 1998.

Rodríguez Echeverría, Miguel Ángel, La Solución Costarricense. San José: EUNED, Fundación Popular Iberoamericana, 2003.

Vinuesa Angulo, Julio y otra. Los Procesos de Urbanización. Madrid: Editorial Síntesis S.A., 1991.


Revistas

Babace, Héctor. “La dimensión social del MERCOSUR a siete años de Asunción”. Derecho Laboral. Montevideo: N° 190, abril-junio, 1998.

Ballestero, Rocío. “Integración y Desarrollo”. Revista Construir. Año 1. Edición 1, p.42

Borja, Jordi. “El Gobierno del Territorio de las ciudades latinoamericanas” Revista Instituciones y Desarrollo, España 2001, Nº 8 y 9.

Díaz Orueta, Fernando. “La Ciudad en América Latina: entre globalización y la crisis”. América Latina Hoy. Revista de Ciencias Sociales. N° 15, abril 1997.

Eigen, Jochen “Our Cities, Our Future: Cities, Interagency Cooperation, and Sustainable Development”. Habitat Debate, November 1995, Vol.1 Nº 3.

Fallas, Olga Nidia. “Formación del Plan Regulador General”. Revista Judicial. Costa Rica, Año XXII, N° 71, marzo, 1999.

Fraga Iribarne, Manuel. “La dimensión social de la Europa comunitaria”. Revista Española de Derecho de Trabajo. Madrid, N° 37, enero-marzo 1989.

Grabendorff, Wolf. “Perspectivas y Polos de Desarrollo en América Latina”. Revista Nueva Sociedad. N° 46, enero-febrero, 1980.

Klotchkov, Vladimir. “Brevísima historia de la planificación urbana de San José” Ambientico, San José, Diciembre 2001, Nº 99.

Montejo Morales, Andrés. “Sobre el ordenamiento territorial”. IVSTITIA Notarial y Registral, Setiembre – Octubre 2001, Año 1, Nº 1.

Pérez del Río, Teresa. “La dimensión social del Mercado Único Europeo”. Revista Española de Derecho de Trabajo. Madrid, N° 47, mayo-junio 1991.

Artículos Varios, periódicos y otros documentos

Argüello Rodríguez, Manuel. “De Yucatán a Darién”. Sin publicar. Documento Digital.

Consejo Nacional de Planificación Urbana, Secretaría Técnica. “Documento Final del Grupo de Urbanismo y uso de Suelo”, San José, junio 2001.

Fallas, Olga Nidia. “Derecho Urbanístico y Planificación”. Propiedad, Ambiente y Urbanismo. San José: Instituto de Investigaciones Jurídicas, UCR, 1996.

Montejo Morales, Andrés. “Vivienda y Desarrollo Urbano del Área Metropolitana de San José: una visión... Una propuesta”. Conferencia impartida.

Wong Sánchez, Miguel y otros. “Propuesta para la Elaboración de Planes Reguladores Costeros y Urbanos”. San José: Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo, Setiembre 2000, documento poligrafíado.


Diccionarios y Glosarios

Argerie, Saúl A. Diccionario de derecho comercial y de la empresa. Buenos Aires: Editorial Astrea, 1982.

Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo. “Glosario de Términos de Construcción, Urbanismo y Planificación”, San José, II Edición, Octubre, 2000.

Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española, Madrid: Editorial Espasa Calpe S.A., 2001.


Legislación

Constitución Política de la República de Costa Rica.

Ley de Planificación Urbana, Ley Nº 4.240 de 15 de noviembre 1968 y sus reformas.


Direcciones de Internet

Lungo, Mario. “Problemas Ambientales, Gestión Urbana y Sustentabilidad del AMSS”
www.prisma.org.sv./pubs/prisma12.pdf